
Aquí os traigo una vez más (One More Time) la ya habitual sección de videojuegos, esta vez hacemos una regresión a los tiempos de capa y espada para hablar de The Witcher (que supuestamente en español significa El Brujo). Y ahora sin más ni más paso a comentar este juego que en mi opinión es el Diablo II pero bien hecho.
Los brujos son una hermandad de cazadores de monstruos que consagran su vida a proteger a los demás de dichos monstruos y de algunos de los efectos negativos de la magia a cambio de un módico precio. Son personas que, gracias a la ingesta de pociones alquímicas llamadas “mutagenos”, obtienen capacidades físicas sobrehumanas, visión mejorada en la oscuridad, aumento de reflejos y unas limitadas dotes para el empleo de la magia elemental. Sin embargo, no todo son ventajas ya que estás pociones también tienen efectos adversos, algunos comunes a todos los brujos (como la esterilidad y aumento del grado de toxicidad en sangre) y otros totalmente imprevisibles.
Geralt de Rivia es uno de estos brujos y como contrapartida a sus muchas mutaciones beneficiosas, se ha vuelto albino (vamos que tiene el pelo más blanco que el abuelo de Heidi). También es un brujo especialmente célebre pues, en un pasado no muy lejano, libró a la hija del Rey Foltest de una maldición que la convertía en una bestia sanguinaria cada noche. Sin embargo, al comienzo de nuestra historia Geralt vuelve a Kaer Morhen, la fortaleza de los brujos, para sorpresa de sus compañeros que le daban por muerto. Nuestro protagonista no es capaz de explicar qué es lo que le ha ocurrido ya que ha perdido la memoria y no es capaz de recordar buena parte de su pasado. Antes de tener tiempo de profundizar más en el asunto, la fortaleza es atacada y los mutágenos con los que los brujos realizan sus rituales alquímicos son robados. Así, el reducido grupo de brujos deberán desperdigarse por todo el reino en busca de los peligrosos secretos alquímicos de su hermandad y un desmemoriado Geralt de Rivia no será una excepción. Nuestro héroe se mete de lleno entonces en una investigación para descubrir a los culpables del robo y además para recomponer los pedazos de su pasado, todo esto lo hace armado con sus dos espadas (a las que ademas se suman do armas adicionales, con lo cual pareces Zorro Ronoa (One Piece) con tanta espada), una de acero para los humanoides y otra de plata para las criaturas mágicas, su dominio sobre los elementos y su aguda mente.
Este bravucón, mujeriego y controvertido mercenario es el protagonista de la exitosa saga de novelas de fantasía épica del escritor polaco Andrzej Sapkowski que, la compañía CD Projekt trasladó al mundo del videojuego en 2007. Distribuido a nivel mundial por Atari. A un servidor le costó un poco hacerse con los controles y el manejo de la interfaz, y eso de no poder guardar armas en el inventario me parece un gran error pero, una vez superado esto, el juego es bastante entretenido y lo recomiendo encarecidamente, por cierto en referencia al titulo de la entrada diré que no he utilizado ni una puta antorcha en todo el juego, cuando una cripta estaba lo bastante oscura como para no ver un carajo usaba pociones para ver en la oscuridad, lo cual esta mucho más guay que ir cargado con el palitroque todo el juego.
Recientemente ha salido a la venta una segunda parte bajo el título The Witcher 2 - Assassins of Kings, y que nadie se preocupe que ya he mandado a mi escuadrón de suricatos ninjas a buscarlo.
Trailer:
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