La noche del 11 de Abril nos dejó una desagradable sorpresa a los aficionados del wrestling. Adam Copeland, más conocido por todos como Edge, salía al ring de [Raw] para anunciar su retirada de la lucha libre por razones de salud. Según confesaba el propio Edge, en las últimas semanas ha estado experimentando pérdidas de sensibilidad y temblores en las extremidades.
El lunes justo después de Wrestlemania XXVII, Edge se sometió a unas pruebas en Atlanta y, según la web de la WWE, los especialistas han relacionado los síntomas que estaba padeciendo el luchador con una dolencia llamada neuropraxia, que consiste en interrupciones temporales de las conducciones nerviosas. Al parecer, la neuropraxia es común en atletas que han sufrido lesiones que afectan al sistema nervioso. En el caso de Edge cabe recordar que sufrió una lesión cervical, que le dañó varias vertebras en 2003, y parece ser que esta lesión es la que años después le está pasando una nueva factura.
El primer impulso del aficionado es pensar que se trata de una storyline, sin embargo, la mayoría de medios parecen dar por buena la información. La razón de que Edge haya seguido luchando varias semanas pese a los síntomas y haya retenido el Campeonato de los Pesos Pesados era que quería retirarse por todo lo alto, como el enorme campeón que es.
Los médicos han insistido en que Edge no está en condiciones de seguir combatiendo y que debe ponerse inmediatamente en tratamiento para evitar que esta dolencia vaya a más, ya que es una lesión que puede derivar en una parálisis permanente de las extremidades. Es por esta razón que "The Rated-R Superstar" se despedirá de todos sus fans este viernes en Smackdown! a los 37 años de edad y entregando su última presea de campeón al manager general, Teddy Long.
7 Campeonatos de los Pesos Pesados, 4 Campeonatos de la WWE, 14 Campeonatos por Parejas y 5 Campeonatos Intercontinentales, entre otros títulos, forman el increíble palmarés de una de las más rutilantes superestrellas que ha dado este deporte. No cabe duda de que le vamos a echar mucho de menos y que ya es, por derecho propio, una leyenda con letras mayúsculas.
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